UNA EXTRAÑA AVENTURA POR LA ALDEA
Érase una vez un dinosaurio muy
feroz y grande que echaba lava por su boca. Tenía unos pinchos verdes desde su
nariz hasta el final de su cola, que asustaban a todas las criaturas voladoras
de los alrededores. Éste vivía en uno de los bosques más profundos de Asia
donde no había casi habitantes, y estaba muy aburrido.
Cerca de él vivía un payaso loco y
una calabaza muy charlatana, además de cotilla, ya que tenía vigilado a casi
todo el continente. Sólo le faltaba un bosque cercano que tenía pensado visitar
ese mismo día.
La calabaza y el payaso cogieron
rumbo al bosque. Ellos pensaban que era un bosque solitario y que no se
encontrarían con ninguna persona o animal salvaje. Su sorpresa al llegar fue
ver un dinosaurio grandísimo; se asustaron un poco pero decidieron acercarse a
él. El dinosaurio también se quedó bastante impresionado al ver seres en su
territorio.
-¿Quiénes serán estos extraños? –
Pensó
Aunque al principio todos estaban
asombrados y asustados decidieron empezar a hablar. El dinosaurio les contó cómo
era su día a día en el bosque y que tenía pensado irse porque por allí la vida
era muy aburrida.
El dinosaurio propuso que hicieran
un viaje juntos. Como al payaso y a la calabaza les pareció muy buena idea,
emprendieron rumbo a una aldea de humanos. Era Halloween y así los tres
conseguirían asustarles y pasar un rato muy divertido.
Por fin llegaron esos tres extraños
seres (una calabaza, un dinosaurio y un payaso loco). Lo primero que vieron
fueron unas pequeñas, mugrientas y antiguas casas que parecían estar
abandonadas. El payaso iba gritando truco o trato por todas esas casas hasta
que se dio cuenta de que habían eliminado a todos los humanos hacía unos años.
Siguieron buscando en las casas
pero no encontraron nada. De repente, vieron una puerta con señal de peligro.
Los dos se quedaron atónitos viendo eso, no sabían que hacer hasta que abrieron
la puerta. Cuando de repente...
¡¡¡¡BOOM!!!!
¡Todo eso explotó pero los seres ni
se inmutaron! ¡La explosión no les afecto! Seguían perfectos no se les había
movido ni un pelo. La gran explosión había dejado todo ardiendo y pronto se
quemaron la mayoría de esas casas. De repente, cayó una torre de agua que
parecía estar llena y entonces el fuego se apagó.
El dinosaurio cogió a sus amigos
con la boca y los dejó colgados en el aire hasta que el agua ya se había
esparcido. Después continuaron su aventura adentrándose en el bosque pero no
encontraron nada más. Aun así, los tres seres seguían vivos y conquistando el
mundo.
¿Pero quién había organizado esa
explosión?
Eran tres amigos que trataban de
eliminarlos y que habían presenciado la explosión, pero se marcharon pronto sin
saber que era el agua lo que les afectaba.
Los tres amigos volvieron a tratar
de eliminarlos por segunda vez, pero esta vez el dinosaurio les había pillado y
había preparado un plan en el que los tres seres iban a hacerse los muertos. Se
trataba de que los chicos se lo creyeran y luego poder pillarles desprevenidos,
cuando menos se lo esperaban.
El plan funcionó.
Los tres seres los buscaron unos
días hasta que, una tarde soleada y calurosa pero húmeda, los pillaron jugando
y saltaron al ataque hasta que la calabaza cayó sobre una mina que hizo que
explotara todo alrededor de donde estaban jugando.
Puede que los seres fueran listos
pero estos tres chicos lo eran más aun, sabían que volverían a por ellos y
prepararon esas trampas
Aun así, ellos no descubrieron que
las explosiones no eran lo que les hacía daño, si no el agua; hasta que vieron
como el dinosaurio evitaba pisar un pequeño charco que había en el sendero.
Sería difícil eliminarlos ya que no
había mucha agua por allí.
Pasaron los días y los tres seres siguieron
recorriendo el mundo para eliminar a los humanos. Recorrieron todos los
continentes.
Donde mejor se sintieron fue en
África, donde no encontraron una sola gota de agua. Pasaron por Europa, era un
auténtico desierto. El cambio climático había secado todos los bosques.
Siempre habían querido ver un partido
de fútbol; cuando llegaron a Madrid los tres seres fueron al estadio con ganas
de ver el partido y después matar a todos los espectadores.
Lo que no se esperaban es que al
entrar confundieron a la calabaza con un balón, y terminó el partido muerta,
hecha puré. El dinosaurio y el payaso, después
de ver esa salvajada, salieron corriendo hacia Francia.
Mientras los tres chicos seguían
pensando qué poder hacer para eliminar a esos seres diabólicos.
Cuando llegaron a París, la ilusión
del payaso era ver el Circo del Sol en directo. Así que, después de esperar un
buen rato, entraron a ver la función del circo. En plena actuación el payaso se
animó y subió al trapecio para imitar a los artistas. Tras varios saltos,
patino y ¡¡PUMMM!! Se cayó al suelo y se rompió la cabeza. La función continuó
hasta el final como si nada.
Los tres chicos habían conseguido
hablar con un científico reconocido y estaba intentando crear un aparato que
hiciera llover. Después de varias semanas de investigación tenían la maquina
preparada, solo faltaba esperar al mejor momento.
El dinosaurio salió del circo
corriendo asustado de lo que había visto y justo en ese momento una fuerte
lluvia empezó a caer del cielo. El dinosaurio no encontró nada donde poder
refugiarse y murió empapado.
Por fin el mundo, gracias los tres
chicos, se había librado de la pesadilla que había durado los últimos años.
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