jueves, 15 de junio de 2017



Detectives en el campamento 

Era una mañana de verano y Celia y se disponía a desayunar, cuando su madre le dijo que en unos días le llevaría al campamento “Hallcamp”. Ella, feliz por la noticia, no esperó ni un segundo en hacer la maleta. Estaba impaciente por la llegada del día de irse.

Llegó el gran día y en cuanto entró al coche se quedó dormida. Pasaron dos horas y… ¡Ya habían llegado! Celia no tardó nada en hacer amigos y, además, ¡Le encantaba su tienda de campaña! Estaba segura de que se lo iba a pasar genial.

Pasaron los días y tenían cada vez menos ganas de volver a su casa. Una tarde después de bañarse en la piscina con sus amigos, Marcos, Carlos y Andrea, se fueron a una cabaña a coger toallas, cuando de pronto… toneladas de veneno para generar enfermedades almacenadas en contenedores estaban ocupando toda la sala.

Después de que hubieran encontrado el veneno para tener enfermedades, no sabían si decírselo a los monitores.   

Decidieron que no, tocaba la hora de merendar  y los monitores se dieron cuenta de que ocultaban algo y decidieron revisar el campamento y lo vieron y se enfadaron con los campistas y decidieron llamar a Sherlock Holmes  pero no estaban seguros de si creería que fueron ellos, por eso no lo sabía que hacer pero decidieron que sí, que pedirían su ayuda. Buscando, Sherlock y su perro  se metieron en una galaxia paralela y empezó una persecución por el espacio. Entraron en el agujero negro y aparecieron en el mundo normal y siguieron intentando  capturar a los traficantes.

Al final, después de haber capturado a los traficantes de enfermedades llamados Ryan Mortem y Stephen Curry, el “genio” al que se le ocurrió la “mariposa triguera”, fueron encarcelados en la cárcel de Massachusetts y condenados a cadena perpetua a hacer servicios comunitarios, gracias al detective Sherlock Holmes y su perro Stewey, que olfateó hasta encontrar donde se escondían.                         


Fin

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