viernes, 16 de junio de 2017

ANIMALES FANTÁSTICOS


Había una vez una familia de 2 hijos y un perro llamado Yeiko; eran una niña y un niño, que siempre se estaban peleando. La niña se llamaba Verónica y el niño Javier; Verónica era 2 años mayor que Javi y ambos iban al instituto.
Un puente de 4 días decidieron ir a la pequeña y acogedora casa de sus abuelos que estaba en Cuenca.
Salieron de su casa y se fueron todos a Atocha. Cogieron el tren a tiempo y después de 3 horas llegaron, aunque los dos hermanos estuvieron discutiendo todo el viaje; por eso su padre les tuvo que separar. Cuando llegaron sus abuelos les estaba esperando. Al día siguiente hicieron turismo por Cuenca. Al final del día estaban cansados, pero fueron a dar un paseo. Cuando iban a volver vieron de lejos una cosa de medio tamaño y muy brillante. Cuando se acercaron vieron que era un refugio y apareció un unicornio rosa con pelo multicolor y una cabra multicolor; entonces apareció curioso zorro y ahí es cuando Yeiko se puso a ladrarles. Las criaturas se metieron otra vez en el agujero, los 2 chicos muy asustados intentaron verlos mejor, pero nada; por eso decidieron irse. Yeiko estuvo toda la noche ladrando porque había tres animales fantásticos parecidos a los de ayer. Los cuatro parecían muy amigos cuando, de repente, aparecieron una multitud de sombras a ras del suelo que acechaban a sus nuevos amigos.

Verónica y Javier intentaron protegerlos pero solo consiguieron que saltaran encima del pobre unicornio. Se trataban de grandes hurones que querían llevarse a los seres fantásticos. Los hermanos  fueron a coger escobas y palos, pero la lucha había terminado y el héroe había sido Yeiko. Al ir a casa para comer vieron que los animales fantásticos les estaban siguiendo porque tenían miedo a los mapaches y al bosque. Hablaron con sus familias, al principio no se lo creían hasta que se los enseñaron. La madre sorprendida dijo que se los podían quedar pero sólo con una condición, que no se pelearan los niños aceptaron y todos fueron felices.

jueves, 15 de junio de 2017



PETER EL DRAGON Y LOS RAPEROS

En un país normal y corriente vivía un dragón llamado Peter, al que le gustaba mucho ver la tele y soltaba fuego por la boca.

Su vida era muy aburrida; siempre hacía lo mismo: ver la tele, dormir la siesta…

Hasta que llegaron unos raperos un poco molestos porque hacían mucho ruido; cuando hacían el reto de la botella, ponían el altavoz a todo volumen o rapeaban.

Todas esas cosas molestaban mucho a Peter porque no le dejaban hacer sus cosas. Una vez, estaba durmiendo la siesta, se fue a levantar porque no le dejaban dormir, y se cayó al suelo.

Se hizo tanto daño que decidió que desde ese momento no le caerían bien.

Un día como todos los demás, mientras Peter estaba viendo la tele y los raperos rapeando y molestando al viejo dragón, dijo:

-No puedo aguantar ni un segundo más´

 Corriendo por las escaleras, saltó y voló hacia la ubicación de los molestos raperos llamados Samu, Lander y Sergio, que no rapeaban, sino que estaban haciendo el reto de la botella.

Samu lanzó la botella al aire y todos la miraron, pero cuando miraron no sólo vieron la botella, sino que también vieron al temible dragón volando en picado hacia ellos, enfadado, porque aparte de molestarle cada día rapeando, cuando dejaban la botella de pie, gritaban:

-¡oooooooooooooh!

Y molestaban las sesiones de tele del dragón.

Entonces aterrizó haciendo un hoyo en el suelo con una cara de pocos amigos y gritó palabras muy vulgares hasta que se dio cuenta de que Sergio, Lander y Samu habían escapado. Entonces echó a volar a por ellos rápidamente y en menos de que pestañearan estaba al lado rugiendo fuertemente y echando fuego por su boca. Entonces, desesperados, empezaron a rapear todas las canciones que sabían…

Peter le perdonó, pero a cambio les pidió que rapearan en otro lugar para que no le molestasen más y le dejaran tranquilo viendo sus programas favoritos de televisión. Si no cumplían su trato les comería a bocados.

Los raperos buscaron un descampado que estuviera muy lejos de la casa de Peter para no molestarle y cumplir su promesa.

A unos 3 kilómetros, encontraron el lugar perfecto para seguir cantando y jugando al reto de la botella sin molestar al dragón.

Un día fueron a la estación del tren y pasaron por delante de la cueva de Peter.

Al oírlos, el dragón en ese momento dormía, se despertó de su profundo sueño y muy enfadado sacando fuego por su boca y humo por su nariz, fue en busca de los tres raperos. Cuando les dio el alcance, les atrapó entre sus garras y les dijo muy enfadado.:

-     -   ¿Qué hacéis por aquí rapeando de nuevo y molestando?

Sergio, Lander y Samu muertos de miedo le explicaron que tenían que ir a la estación de tren y que no se habían dado cuenta de que estaban pasando por delante de su cueva.

Empezaron a cantar la única canción que le gustaba a Peter y le preguntaron que si quería ser su amigo para poder rapear canciones juntos y hacer el reto de la botella.

El dragón, muy contento, dijo que sí.

Los chicos a cambio le pidieron dos cosas: que si enfadaba no les lanzaran fuego por la boca y que cuando terminasen de cantar una canción les diera un paseo volando por el cielo.

Peter, el dragón, entusiasmado porque era la primera vez que conseguía tener amigos, les dijo a todo que sí.

Al cabo de poco tiempo, formaban una pandilla de raperos muy curiosa, que de vez en cuando volaba a lomos de un dragón que cambió la televisión por el rap y sus siestas para jugar al reto de la botella en compañía de sus tres nuevos amigos.

FIN
                                                   


Detectives en el campamento 

Era una mañana de verano y Celia y se disponía a desayunar, cuando su madre le dijo que en unos días le llevaría al campamento “Hallcamp”. Ella, feliz por la noticia, no esperó ni un segundo en hacer la maleta. Estaba impaciente por la llegada del día de irse.

Llegó el gran día y en cuanto entró al coche se quedó dormida. Pasaron dos horas y… ¡Ya habían llegado! Celia no tardó nada en hacer amigos y, además, ¡Le encantaba su tienda de campaña! Estaba segura de que se lo iba a pasar genial.

Pasaron los días y tenían cada vez menos ganas de volver a su casa. Una tarde después de bañarse en la piscina con sus amigos, Marcos, Carlos y Andrea, se fueron a una cabaña a coger toallas, cuando de pronto… toneladas de veneno para generar enfermedades almacenadas en contenedores estaban ocupando toda la sala.

Después de que hubieran encontrado el veneno para tener enfermedades, no sabían si decírselo a los monitores.   

Decidieron que no, tocaba la hora de merendar  y los monitores se dieron cuenta de que ocultaban algo y decidieron revisar el campamento y lo vieron y se enfadaron con los campistas y decidieron llamar a Sherlock Holmes  pero no estaban seguros de si creería que fueron ellos, por eso no lo sabía que hacer pero decidieron que sí, que pedirían su ayuda. Buscando, Sherlock y su perro  se metieron en una galaxia paralela y empezó una persecución por el espacio. Entraron en el agujero negro y aparecieron en el mundo normal y siguieron intentando  capturar a los traficantes.

Al final, después de haber capturado a los traficantes de enfermedades llamados Ryan Mortem y Stephen Curry, el “genio” al que se le ocurrió la “mariposa triguera”, fueron encarcelados en la cárcel de Massachusetts y condenados a cadena perpetua a hacer servicios comunitarios, gracias al detective Sherlock Holmes y su perro Stewey, que olfateó hasta encontrar donde se escondían.                         


Fin


UT

Había una vez en un planeta conocido como marte, un marciano que se llamaba UT. Este era el general de los más importantes militares de este planeta rojo. Él quería conquistar el planeta tierra que era el único que le hacía competencia a su planeta. Como UT era militar estuvo preparando nada más y nada menos que 5.000 naves espaciales para conquistar la tierra. Estuvo esperando mucho tiempo, pero mereció la pena. En cuanto las naves estuvieron totalmente preparadas partió sin pensárselo dos veces. Entre unas cosas y otras ya habían llegado a la Tierra. Cuando llegaron UT se bajó de la nave con una capa invisible de modo que no se le pudiera ver. Detrás de él se situaban sus compañeros y eso le dio aún más confianza para bajar de la nave. Entró en un edificio cualquiera y contempló lo grande que era. Después de que todos sus compañeros entraran, sin que nadie les viese, cerraron todas las puertas de entrada y de salida. Cuando se quitaron las capas invisibles el susto de los terrícolas no pudo ser mayor; cuando vieron en sus oficinas a UT y sus compañeros intentaron salir corriendo, pero todas las puertas estaban cerradas.

-         ¡Socorro, socorro nos van a matar ¡- Gritaban los terrícolas.

-         ¡Llevadlos a las celdas, pero no les hagáis daño! - Dijo entonces el general UT.

Las celdas se situaban a final de un larguísimo pasillo. Mientras que sus soldados conducían a los presos, UT y el comandante Max hicieron una barrera protectora alrededor del bonito edificio, que poco antes había sido un museo sobre el universo. Más tarde UT se retiró a lo que había decidido que sería su despacho. Luego contó las naves que tenía a su disposición; todavía tenía las 5.000 naves que había estado preparando en Marte. Decidió que esos días irían a conquistar Madrid. Pasados dos largos días de preparación UT esparció todas sus naves por la ciudad. La conquista se había convertido en un caos total. Las naves iban muy lentas y tardaron 5 días en desocupar Madrid. (Esto se debía a que los Tricantinos habían resistido mucho). UT decidió cambiar su plan de ataque. Después de meditarlo un rato, comprobó que si regresaba a Marte podía solicitar una brújula del tiempo. Decidió que mandaría al comandante Max y que cuando llegase que enviase a brújula por tele transportador. Al cabo de tres minutos apareció un extraño aparato con dos letras marcadas B.T (Brújula del tiempo) Según las instrucciones, si pulsabas el botón rojo que se situaba a la derecha del aparato el universo entero se pararía. Cuando lo pulsó todo se quedó en silencio. Conquistó todo España y cuando ya estaba muy cansado quiso darse un descanso y le dio al botón, pero se había atascado. UT estaba asustado así que se puso a llorar debajo de su cama. Después de dos largos días pensando se le ocurrió una gran idea. Cogió su nave y volvió a Marte. Allí cogió otra brújula y pulsó el botón; todo volvió a la normalidad y UT decidió no volver nunca a la Tierra.