sábado, 3 de junio de 2017



        TRONCOSALTOS Y SU FANTASÍA


Érase una vez un pequeño pueblo oculto detrás de una montaña y rodeado de árboles altísimos. El pueblo se llamaba Troncosaltos porque en el vivían unas pequeñas criaturas encantadoras conocidas como los duendes de los troncos.

Dorada era unas de las jefas del pueblo y se encargaba de vigilar todos los caminos para que no entraran otros seres fantásticos. Sus ayudantas eran tres hadas llamadas: Coliflor, Carita y Tres Caminos.

Dorada tenía el pelo largo y moreno, ojos negros, boca pequeña y orejas puntiagudas. Tenía un poco de mal carácter; era mandona pero muy valiente.

Un día, cuando las cuatro estaban haciendo su trabajo, se escuchó un gran ruido entre los árboles.

De repente salió un gran monstruo hambriento, y allí había un montón de comida ¡todas sus reservas! Entonces el gran monstruo hambriento cogió toda la comida, pero al llevársela se le iba cayendo un poco. Así que Dorada y sus amigas fueron recogiendo los restos de comida y la iban escondiendo. Cuando un día se acabó toda la comida todos estaban muy hambrientos. Estuvieron días pensando pero no se les ocurría nada.

Después de haber pensado durante mucho tiempo cómo librarse de aquel gran monstruo que les robaba la comida, encontraron una solución. A Dorada se le ocurrió una gran idea que era, poner comida de cebo y, cuando el monstruo se acercara para llevársela y comérsela, las hadas tirarían una jaula encima de él. Después, las hadas le llevarían  a otra dimensión con sus polvos mágicos. A todos les pareció bien la idea de Dorada así que decidieron hacerlo. Lo intentaron y les salió de rechupete y nunca más volvió a venir ningún monstruo a robarles comida.
           FIN               

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