domingo, 31 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR JORGE
TRABAJO REALIZADO POR KIKO.
TRABAJO REALIZADO POR CRISTINA
TRABAJO REALIZADO POR SANDRA
TRABAJO REALIZADO POR ALICIA
TRABAJO REALIZADO POR SERGIO
TRABAJO REALIZADO POR ROBERTO

sábado, 23 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR JOAN

lunes, 18 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR CANDELA.
TRABAJO REALIZADO POR JOAN.
TRABAJO REALIZADO POR ARTURO

jueves, 14 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR ROBERTO
TRABAJO REALIZADO POR ARTURO
TRABAJO REALIZADO POR JOAN

miércoles, 13 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR LUCÍA

lunes, 11 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR JUAN
TRABAJO REALIZADO POR ALEX B.

domingo, 10 de mayo de 2015



CANTARES DE CIEGO


Emprendemos un nuevo reto: rememorar los Cantares de Ciego. Uno de los contenidos que desarrollamos en el área de Lengua fue el Romance. Les propuse a los chicos recuperar y recrear la forma en que eran cantados en las plazas de los pueblos por los ciegos que, con ellos, se ganaban la vida.

Le expliqué en qué consistía esta actividad literaria popular y les animé a crear historias rimadas, a que las representaran con dibujos como se hacía en los pliegos de cordel, y a que los entonaran para sus compañeros.

Saben que es algo que se perdió en el tiempo, pero también hablamos de que hoy hay quien cuenta historias rimadas acompañadas por un formato musical muy cercano a los alumnos: el Rap.

Les dejé libres para que crearan teniendo en cuenta que debían respetar los elementos básicos de los Cantares de Ciego y esto es lo que surgió. Hay una parte escrita e ilustrada que es el cuerpo de la obra; alguno se animó a ponerle melodía, en unos casos recreando las viejas cantinelas y en otros, las nuevas.

Espero que disfruten una vez más del ingenio de los chicos de sexto.

TRABAJO REALIZADO POR NEREA

LOLO, EL TRASGU



 

 

 
ESPERO QUE OS GUSTE MUCHO

Y LO DISFRUTÉIS COMO SI FUERAIS MORA O JUAN.

1. INTRODUCCIÓN

Hace mucho, pero que mucho tiempo, en Asturias había una pareja feliz. Ella, llamada Patricia, y él, Oscar, un día se conocieron en la librería .Pronto se casaron y tuvieron dos mellizos, Mora y Juan. Los niños y la felizmente casada pareja vivían en una granja cerca del pueblo. Allí los niños crecieron muy contentos junto a sus padres. Al cabo de unos años al padre le cambiaron de puesto. Gracias a eso pudieron contratar a unas cocineras y asistentas del hogar, para ayudar a la madre limpiando la casa. Los niños siguieron creciendo y dejaron de ser bebes. La madre, preocupada, un día se dio cuenta de que ya era hora de que sus pequeñines fueran a la escuela. Ella, como era normal en esa época, no deseaba separarse de sus hijos pero ya era hora de dejarles un poco de libertad y de darles la oportunidad de que conocieran a más niños.

El primer día de clase llegó y, en este caso, no fueron los niños los que no querían ir al colegio sino la madre que no quería soltarlos. Los niños en su primer día de escuela estaban muy contentos e hicieron muchos amigos. Pronto era hora de volver a casa pero Juan no quería; se enganchó a un árbol y no se soltaba. Con lo que no contó fue con que su madre le había traído su merienda favorita y sin pensárselo, se soltó y fue corriendo hacia su madre. Ella, contenta, le abrazo y le estampo un beso en la mejilla. Él se lo limpió y su madre se rió, pero... ¿sabéis lo que más me gustó de ese día? Lo que más le gustó fue que la cara de adoración de la madre al ver a sus pequeñines era preciosa.

Perdón, no me he presentado. Soy Lolo,  el trasgu de Oscar, Patricia, Juan y Mora ¿Sabéis lo que es un trasgu? Por si no lo sabéis, es un duendecillo que te cambia las cosas de lugar.

Volviendo al tema, esto solo fue el principio...

 


2. ENFERMA

Ya habían empezado  primero de Primaria. Todo iba genial. Mora, como de costumbre, seguía mandando en su grupo de amigas y todas la seguían; un poco raro ¿No? Para mí, seguir a una persona es no querer ser tú mismo, porque si alguien te dice sígueme y haz lo que haga yo como Mora, yo diría que no; pero siguiendo con el tema, Juan este curso empezó a ser el mejor jugando al fútbol. Un día le vi y es un arte cómo juega, siempre es el único que marca en su equipo.

Un día, la madre cayó enferma. Los niños lloraban como magdalenas; me transmitían una tristeza increíble y ...

en ese momento me sentí como de la familia, como si mi madre estuviera en casa tumbada ,paralizada del dolor,

sin poderse mover y toda  lo familia a sus pies. Yo me entristecí y todas los noches, cuando lo familia estaba descansando, era yo el que me pasaba la noche en vela cuidándola porque me di cuenta en ese mismo instante

que Patricia era mi mayor tesoro, junto a los niños y a Oscar. No es muy normal en los trasgus encariñarse con la familia pero es que esta familia no es una cualquiera es mi familia y no iba a dejar que les pasara  nada. Desde esa noche ya no solo bajaba todas las noches si no que todas las mañanas descansaba un poco y cuando me despertaba iba corriendo a la habitación a ver que estaba pasando.

Ellos no se daban cuenta de que estaba allí pero ... me daba pena porque yo quería que me vieran, me cogieran, me abrazaran y que jugáramos juntos. Una mañana, la madre no se despertaba. Los niños se pusieron encima, gritaron pero no paso nada. El padre se apresuró, cogió el teléfono y llamó al hospital. El médico llegó enseguida y les pidió que salieran. Se me  hizo eterno pero al fin salió y le dijo a Oscar:

-Tranquilo, solo se ha desmayado. Ya la he despertado.

Yo me alegré un montón y casi grito, pero no podía porque me descubrirían. Todos entraron a la habitación rapidísimo y allí estaba la madre esperándoles.

 


      3. LA CURUXA

La madre les recibió tosiendo pero cogió a sus dos niños y los abrazó casi hasta matarlos. Luego les comentó que lo que tenía que era la viruela y todos se quedaron boquiabiertos al oírlo. Yo no me sorprendí ya que es normal tenerla,  pero lo que admito es que me asuste bastante. Al día siguiente la madre se pasó el día durmiendo y los niños con el padre se llevaron tres sillas para sentarse y comieron junto a ella. A mí todo eso me transmitía  felicidad  y mucho cariño hacia la familia. Ese sentimiento es lo mejor que podéis sentir en vuestras vidas; os lo recomiendo. Llegó el lunes y los niños se fueron al colegio y dejaron a su madre en casa con su padre que pidió un día de permiso en el trabajo. Yo no me separé de la habitación ni un instante porque si me voy a lo mejor pasa algo y no me lo perdonaría. Los siguiente tres días fueron igual que el primero; a Patricia no se le notaban mejoras y cada vez se notaba más tristeza en la casa y yo sentía que la iba a perder y no quería pero ¿Qué podía hacer?

Solo había una opción, dejarme ver; pero si eso ocurría me podrían matar o incluso mandarme a que me investigaran. No había más que elegir, yo seguía de incógnito. La mañana siguiente se levantaron los niños y fueron a donde me encontraba, que era lógico, la habitación de la madre. Oscar también se encontraba allí ,junto a Patricia que pálida del dolor. Los niños se preocuparon bastante, no querían que le pasara nada a su madre. De repente, me di cuenta de que los niños y el padre estaban asomados a la ventana.

-¡Había una curuxa!  - Balbucee a la vez que lo decía.

Rompieron a llorar todos, hasta la madre, porque si una curuxa pasa al lado de un enfermo significa que...

 


    4. EL TRASGU 

¡Va a morir!

No podía aguantar ese dolor e hice la peor cosa que podía hacer;¡Salir!

Toda mi familia se quedó boquiabierta ante una sombra como un duendecillo que cada vez estaba más cerca. Por si acaso no lo habéis entendido, la sombra soy yo. Bueno, cuando ya estaba frente a ellos, no sé por qué pero gritaron a la vez:

-¡Nuestra salvación!

Y de inmediato el padre preguntó:

-¿Nos puedes ayudar, verdad?

Como salí, era para ayudarles, es lógico, y contesté:

-Claro, conozco el remedio a su enfermedad.

-Ah, ¿y cuál es? -Dijo Oscar con cara de esperanza.

-Mosquitas doradas. -Contesté yo pensativo.

-¿Quéeeeeee? -Preguntó Mora.

-Es una flor, difícil de encontrar, que cura  la viruela.

-Como una planta curativa. -Dijo la madre casi sin voz.

-Exacto, pero antes de partir a por ella necesito dos pequeños ayudantes. -Comenté para que los niños se apuntaran a la aventura.

-¡Nosotros! -Gritó encantado Juan.

-Vale, pues que así sea; mañana partiremos a las montañas a por la planta. Pero tenéis que descansar.

-Vale

-¡Bien!

-¡Chachi!

Festejaron la familia feliz.

A la mañana siguiente se despertaron, se vistieron como si fueran de acampada y salimos.

-¿Dónde está la planta? -Preguntó curiosa Mora.

-En esa montaña, el Naranco de Bulnes.

-Vale. -Contestó Mora.

Yo me temía que apareciera algún monstruo  pero  estábamos en el pico y no había nada ni nadie. Ni la planta, ni ninguna persona, monstruo  o algo raro. De repente, vi que la curuxa se acercaba a nosotros y se posó en Juan. La pregunté:

-¿Sabes dónde está la flor mosquitas doradas?

Ella me contestó de inmediato:

-En el mundo fantástico ¿Por qué lo dices?

-La necesitamos ¿Nos podrías llevar hasta la nube del mundo fantástico?

-Claro, subíos a mi lomo. Me haré más grande; esperad. Ya está; subíos.

Y los tres subimos en su lomo y salimos volando al mundo fantástico.

 


5. EL MUNDO FANTÁSTICO

Cuanto más subíamos, más cielo veíamos y el paisaje más bonito era. Casi al lado de la nube me ilusioné porque cuando era pequeño nací en esa nube, me crié en esa nube y después fui a la tierra. Casi me pongo a llorar con la nostalgia. Sentía mariposas en el estomago y a la vez mucha alegría. Ya estábamos frente a la nube, bajamos y la curuxa se hizo pequeña de nuevo.

-Y... ahora ¿Qué hacemos? -Dije yo deseando que dijera caminar tres minutos pero Sara, la curuxa, dijo:

-Hay que pasar por el puente custodiado por la fiera Cuprecia ,pasar por el laberinto y llegar el jardín de las mosquitas doradas.

-¿Qué es una fiera Cuprecia? -Pregunto Mora atemorizada.

-Es un tipo de monstruo con cara de león, cola, cuernos y cuatro mamas. -Contesté yo haciéndome el listo.-Que, además, asusta a los niños; por eso es difícil pasar. Aquella persona que no grite al verla podrá pasar. -Completó Sara mi frase.

-No lo vamos a hacer ¡Con lo miedosos que somos! -Comentaron los niños sin pensar.

-Si no lo hacéis, no salvaréis a vuestra madre.  Si yo fuera vosotros, al menos lo intentaría. -Dijo la curuxa intentando convencerles.

Los niños dijeron lo siguiente:

-Si no hay  otro remedio, que no lo hay, vale.

Y llegó el momento de ir en busca del puente. Yo sabía dónde estaba, me puse al mando y les dirigí.

-¿Estáis listos para ver a la fiera más horripilante del mundo? -Dije con voz tenebrosa.

-¡No, yo me voy de aquí ahora mismo! -Exclamo Juan intentando irse, pero no lo consiguió.

-¿Vas a dejar que tu pobre madre muera? -Pregunté yo intentando convencerle.

-Bueno, vale lo intentare.

Salimos y... de repente

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!

¡Era Mora!, ¿qué podíamos hacer? Pero, se me encendió la bombilla.

-Perdone las molestias. Ha sido mi hermano que va detrás nuestro ¿Nos deja pasar?

-No, si yo oigo ¡aaah! ,nadie pasa este puente. -Dijo la fiera Cuprecia enfadada.

-¿Y si te demostramos que no te tenemos miedo? -Dijo Juan que, a pesar de todo, no tuvo miedo.

Es bastante raro porque él siempre es el que se suele asustar; pero siguiendo con el tema.

-¿Cómo me lo podríais demostrar?

Trato de despistarnos para que no pasáramos la fiera Cuprecia y entonces dije muy orgulloso:

-Si te tienen miedo, no se subirán encima de ti. ¿Te sirve?

-Vale. Venga niños, subíos si no tenéis miedo.

Y los niños se subieron y pasaron el puente junto a Sara y a mí.

Ahora vamos al laberinto. Cuando estábamos en la puerta había un cartel que decía:

QUIEN AQUÍ ENTRA Y NO PIENSA, AQUÍ SE QUEDA SIN PENSAR.

Que suerte que este mensaje era tan fácil, que no hizo falta descifrarlo.

Llegamos al laberinto y Mora se dio cuenta que era muy sencillo; lo único que había que hacer para terminar, era la silueta de la planta mosquitas doradas y menos mal que después de un rato conseguimos salir y nos dirigimos hacia el jardín.

 

6. LA CURA

Al cabo de un rato llegamos al jardín y cogimos dos  mosquitas doradas, una para la madre y otra por si  acaso se necesitaba.

Hicimos otra vez el camino pero esta vez al revés y todo fue facilísimo, excepto el laberinto del que no podíamos salir y nos girábamos a un lado, pared al otro,  pero gracias a  Sara  que podía volar lo hicimos en veinte minutos.

Cuando estábamos a punto de partir, les pregunté si podíamos ir a ver a mi familia de trasgus y dijeron que por supuesto. Cuando llegamos a mi casa estaba mi madre, con mi hermana y mi padre. Les saludé y les presenté a mi familia de la tierra y nos ofrecieron un té.

Estuvimos charlando un rato pero teníamos que darnos prisa y, como no me quería separar de ellos, les ofrecí venir conmigo a la tierra .Ellos dijeron que lo sentían pero no podían. Entonces los niños dijeron

-Venga, si es por nosotros no es preocupéis, que nosotros le queremos mucho a su hijo o hermano ,y por tener tres trasgus mas en la casa que nos hagan reír no pasa nada. Además, mi padre va a hacer una habitación a Lolo. Si venís, vosotros también tendréis una. ¿Qué decís?

-Bueno, vale. Si lo tenéis todo listo y Lolo quiere que vayamos con vosotros, encantados. -Dijo la madre emocionada.

-Sí, vale. Venís con Mora, Juan , Sara y, por supuesto, conmigo.

Salimos de casa a toda prisa y la curuxa se hizo enorme de nuevo. Luego bajamos del lomo de  Sara y llegamos andando hasta mi casa y les presenté a Patricia y Oscar, mientras Mora y Juan hacían la bebida con Sara.

Patricia se la bebió y al día siguiente estaba como nueva. Al final viví con mis dos familias feliz y a gusto.

 

 



 



Padres de Lolo.                                                                  Hermana de Lolo.

FIN

 

sábado, 9 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR JORGE

 LAS TRAVESURAS DEL TRASGU


 


 
En un pequeño pueblo de las montañas Asturianas, vivía un matrimonio de campesinos llamados Juan y María. Tenían dos rebaños, uno de vacas y otro de ovejas.

Habitaban en una humilde choza de piedra y madera construida por ellos mismos.

Nunca se quejaban de lo que tenían y eso que no era mucho, y aunque vivían  alejados del poblado, bajaban todos los días para vender la leche  y el queso que ellos mismos hacían. Con el dinero que obtenían compraban las cosas que necesitaban y el resto lo ahorraban guardándolo en un pequeño bote  que escondían junto a la única joya que tenían (un pequeño colgante de oro que perteneció a la madre de María). El escondite era un pequeño agujero poco profundo que habían hecho en su habitación y que cubrían con un trozo de madera  y unas piedras encima.

Al lado de su cama tenían una pequeña mesa con dos cajones en los que guardaban la ropa de cada uno.

Todos los días eran iguales, se levantaban muy temprano, y después de desayunar iban a ordeñar y dar de comer a las vacas y ovejas, cuando tenían los establos limpios regaban la huerta y recolectaban lo que ya estaba maduro.

Después bajaban al pueblo a vender la leche y cuando volvían preparaban juntos la comida.

Por las tardes, mientras María se quedaba en casa lavando la ropa,  Juan llevaba al ganado a pastar al campo.

Después de cenar les gustaba quedarse junto a la lumbre un rato antes de acostarse.

Un día, cuando María iba a hacer el desayuno, no encontró la sartén en su sitio y por mucho que pensaba que podía haber hecho con ella, no logró recordar nada. Estaba segura de que la dejó en su sitio. Buscó por toda la casa y por fin la encontró en el sitio más insospechado, ¡El cajón de la ropa!

- ¡Menudo despiste que tengo!-Pensó.

Al llegar la tarde fue a coger el cubo para lavar la ropa que solía dejar debajo de la mesa de la cocina, y cuál fue su sorpresa cuando no  lo encontró. No podía creérselo. Ella siempre había sido muy organizada y no solía cambiar las cosas de sitio.

Durante la cena le contó a Juan lo que le había pasado, pero no le dieron mucha importancia.

En los días siguientes continuaron pasando cosas extrañas, María no podía creérselo, se pasaba el día entero buscando cosas que no estaban en su sitio  y que ni ella ni Juan recordaban haber  movido

Juan estaba un poco preocupado por la salud de María y le propuso ir al médico para quedarse más tranquilos.

El médico la examinó y vio que estaba perfectamente, y les dijo que no le dieran importancia que todo el mundo se despistaba alguna vez.

Fueron a casa dispuestos a olvidarse de lo que les había pasado en los últimos días y seguir con su vida normal. Después de comer, Juan se fue al establo para llevar a las vacas y ovejas a pastar y volvió corriendo y gritando ¡Las ovejas no están!  ¡La puerta esta rota!

 Alguien las había soltado, y Juan le dijo a María que una trastada así solo podía provenir de ‘El Trasgu’, que es un duende de orejas picudas  con un agujero en su mano izquierda, vestido con casacas y polainas, y siempre llega un gorro rojo como el tomate. Es muy listo y por eso solo sale por las noches, cuando todos duermen, y aprovecha para hacer todas las travesuras que se le ocurren y comer lo que le apetece, sobre todo le gusta el arroz con leche.

Un día, cuando se levantaron,  al ir a coger dinero de su escondite vieron que el bote no estaba. Era todo lo que tenían y buscaron por toda la casa hasta que por fin lo encontraron dentro del cubo  que guardaban debajo de la mesa de la cocina.

Estaban ya hartos, la situación no podía seguir así. Bajaron al pueblo a preguntar cómo podían librarse del Trasgu, pero nadie lo sabía.

Por fin, un sabio del pueblo les dijo que había tres formas de librarse para siempre de él.

 La primera es extender linaza o mijo por el suelo y que lo recoja, la segunda es pedirle que ponga blanca una pelleja de carnero negro y la tercera, y última, es pedirle que traiga un paxu (una cesta)  lleno de agua de mar.

Ellos decidieron que lo más sencillo era pedirle que pusiera blanca la pelleja de un carnero negro  y así hicieron. Tan pronto como llegaron a casa gritaron por todos los rincones la petición y, de repente, el Trasgu salió de su escondite muy enfadado y se fue.

Desde ese instante María y Juan no volvieron a verle y tuvieron las cosas ordenadas donde las dejaban siempre.

 

FIN

miércoles, 6 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR SAMUEL



EN UNA ALDEA DE GALICIA

 
Que yo recuerde, cuando más miedo he pasado en mi vida fue un viaje que hicimos a Galicia para asistir a un bautizo. Estuvimos hospedados en una zona dónde solo había dos casitas, un pueblo fantasma, aldeas despobladas, rodeado de un bosque; no había mucha gente,  solo bosque y los demás invitados al bautizo.  No había mucha iluminación, no había señal de tv o radio, tampoco de móvil. Cuando anochecía, una obscuridad cubría todo y no se podía ver nada más lejos de 2 metros.

La primera noche, dormimos mi hermano y yo en una habitación en buhardilla. Empezamos a oír aullar a los lobos y teníamos tanto miedo. Parecía que los teníamos en la puerta de la habitación. No nos atrevimos a salir en toda la noche, estábamos rodeados de lobos. Nunca en mi vida he pasado más miedo. Nos asomábamos por la ventana y los veías, como acechándonos.


Con nosotros estaba un amigo de la familia, un chico mayor que nosotros, Jaime,  de unos 13 años, que veraneaba en una de las dos casas que había. En una ocasión, al atardecer, nos llevó  de excursión porque nunca habíamos estado ahí y queríamos ver un lago que había más arriba.  Al ir, nos quedamos ahí charlando;  sin darnos cuenta nos agarró la noche y no podíamos volver por lo obscuro que estaba. Empezamos a caminar de regreso tranquilamente y en silencio,  cuando escuchamos que algo gruñó.  Los tres al mismo tiempo, nuestro nuevo amigo, mi hermano y yo,  nos quedamos parados y en ese momento escuchamos un segundo gruñido pero más cerca. Todos comenzamos a buscar palos o piedras, lo primero que cayera en nuestras manos. Yo solo encontré un par de piedras; los demás ya tenían palos viejos y secos con que defenderse pero yo no encontré ninguno. En eso, mi amigo me dijo que se movía algo y era verdad; algo que no alcanzamos a oír acercarse se había movido, estaba a un lado de nosotros y no lo habíamos visto o escuchado. Corrió a gran velocidad cuando se dio cuenta que lo vimos, pero parecía un lobo.  Creí que era un lobo o un zorro. En mi vida he corrido más, no veíamos a penas nada, pero creo que la buena suerte nos acompañó y no sé cómo pero pudimos llegar a casa. Por Dios,  que miedo!!!!!!!

La segunda noche decidimos quedarnos en casa al calor de la chimenea, pero nuestro amigo nos empezó a contar historias de la zona. Al parecer hay una leyenda de un hombre lobo  que vive en el bosque que estuvimos. Todos hemos oído la leyenda del hombre lobo, lo hemos visto en el cine y en la televisión, pero que te la cuenten en esa casa, oyendo a los lobos, a penas con luz, con velas y el fuego, os prometo que es para salir corriendo….y además Jaime lo vivía. Mi hermano y yo creo que hasta tiritábamos.

Empezó a contarnos que hace mucho tiempo existió un hombre que trabajaba en una oficina con máquinas. Un día llegó a su casa y tomó su té con galletitas de todas las tardes, luego decidió ir al bosque a tomar aire.
De pronto, estando en el bosque, vio que algo se movía, fue a ver que era y se encontró con un lobo, éste se lanzo hacia él. Empezaron a pelear y en medio de la lucha el lobo lo ¡mordió! El hombre le pegó una patada y huyó a su casa. Al llegar, se durmió. Al día siguiente fue al trabajo.

Por fin llegó la noche, noche de luna llena; sólo faltaba un minuto para las doce, nuestro desafortunado amigo se encontraba en la azotea de su casa y, justo al sonar el gran reloj de la plaza, sus ojos se volvieron rojos, sus costillas empezaron a sufrir modificaciones genéticas, su corazón latía a paso veloz,  acabando con un gran aullido; la transformación se había realizado. Había cruzado la puerta entre la realidad y lo fantástico, el hombre lobo había dejado de ser una leyenda urbana.

No podía controlar las ganas de comer y saborear la sangre humana; ya eran incontenibles. Por más que intentaba, no pudo por lo que decidió que tenía que irse a vivir al bosque, para intentar no matar a nadie. Pero su instinto asesino era incontrolable.

Pasaron los días y continuó matando animales  y todos los días intentaba controlar las ganas de sangre humada. Cuenta la leyenda que  hubo un momento que ya no pudo, y por eso han ido desapareciendo personas de las que nunca se supo nada y que al parecer fueron comida del hombre lobo. En la noche de luna llena se escuchan aullidos…. Y chicos hoy hay luna llena ….silencio….Adri, Samu, callar…..

Y de repente, oímos un gran aullido……

 

Fin