lunes, 16 de diciembre de 2019


LA MONTAÑA
Aquella mañana a Cion le salieron los cálculos para mandar a alguien por el espacio-tiempo.
-Ven –me dijo Cion.
-Ya voy, amo -le contesté con mi voz metálica.
Aquella máquina era moderna y aerodinámica, con muchos botones que parpadeaban sin parar. Pero había un botón rojo que sobresalía del resto de botones. Yo iba a tocarlo cuando Net, el ayudante de Cion, me gritó:
 – ¡Atrás, trozo de escoria¡ -
-Vale, Net- le dije en voz baja.
Yo retrocedí unos 3 metros. Cion me mandó que subiera el interior de la máquina y allí era todo lo contrario al exterior.  Por dentro tenía un confortable sillón de color amarillo, un lujoso volante con una cubierta de cuero y una pantalla para elegir tu destino.
Yo elegí la Edad moderna –temprana.  Mientras, yo escuchaba a Cion y Net discutiendo.
Sin  querer  Cion  pulsó el botón equivocado  y  me mandaron a un pueblo en el año 1783. La máquina quedó anclada en la montaña más alta de una cordillera y yo rodé hasta un pueblo . Era un pueblo tranquilo, poco transitado y con  casas de paja y madera. Me dirigía de vuelta a la montaña cuando…
-Hola, señor. ¿A dónde va?- me preguntó un campesino sorprendido.
-Buenos días. Voy a ese pico de allí - le respondí cortocircuitado.
-Necesitará a un guía- me contestó aquel extraño todavía con asombro. 
-No tengo dinero para un guía- le respondí mientras miraba mi cuerpo metálico
-¡Es gratis para todos los Santos¡-grito ilusionado.
No tuve mas remedio que aceptar.
Cuando empezamos a subir eran solo explanadas, pero cuando terminó la parte fácil había un cartel en el que podías leer: “Si subes más, morirás”. El campesino me dijo que siguiera;  yo tenía miedo y mucha preocupación.

Cuando ya solo quedaba el último tramo, teníamos que escalar una pared vertical. La escalé sin problemas, me monté en la máquina, me despedí del campesino, marqué en la pantalla 3.458 y me fui. Cuando llegué a mi destino, había una enorme multitud aplaudiendo a Cion: era la primera vez que algo iba por el espacio-tiempo.  No importaba que yo hubiera sido un robot.


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