Érase una vez un niño que vivía en un arcoíris. Allí, en ese
lugar tan maravilloso, solo hay 20 habitantes con dos casas enormes y tiene muchos amigos. Son como
una familia porque
que se conocen todos.
En el pueblo tienen
un huerto. Y cogen la comida de ahí pero
es especial porque a todas horas sales, coges un tomate y rápidamente sale otro
y esto pasa cuando está el arcoíris.
Entonces, un día en el atardecer, dos amigos, llamados Jorge
y Hugo de 13 años, andaban por el huerto para coger comida y vieron un gigante
que se acercaba. Podía volar, era gordo y con barba blanca ¡No llevaba ropa!
iba en calzoncillos y en la parte de arriba tenía un top y camiseta corta; se
le salían todos los michelines.
-Cada vez se acerca más –dijo Hugo
-Tengo miedo tiene un
aspecto muy raro –exclamó Jorge asustado.
En ese momento los jóvenes estaban aterrorizados y echaron a correr
hacia sus casas para avisar a los vecinos
- Vecinos, hay un gigante
con un aspecto muy raro que viene hacia aquí ¿Quién se atreve a preguntarle
que quiere? –dijo una voz gritona.
Si está aquí es porque sabe volar o vine con un avión o porque vivía aquí pero a ese tipo tan
raro no lo he visto nadie.
Todos se escondieron en casa.
El gigante va a tocar a la puerta, POM POM POM. Se escucha un
golpe muy fuerte y se dirigió para donde estábamos todos nosotros.
Se asomó por la ventana y dijo con una voz muy ronca,:
-¿Quiénes sois todos vosotros? Este pueblo es mío y solo mío. ¿Quién os ha dado permiso a estar aquí?-dijo
el gigante.
-Vamos a ver; primero
se saluda, maleducado, y luego te presentas y nos dices cómo te llamas -contestó
un vecino enfadado
- Ni saludo ni nada. Me llamo el hombre del arcoíris, y
¿vosotros quiénes sois?
-Nosotros somos veinte habitantes que vivimos en este pueblo y
creo que te has equivocado diciendo que esto es tuyo.
-Creo que se está haciendo un poco de noche. Será la hora de
irse a dormir ya –dijo uno de los vecinos.
-¿Y tú dónde vas a dormir, gigante?-Preguntó Jorge.
- Yo,… pues en el hotel que tenéis aquí.
- No es un hotel. Son nuestras casas así que de eso nada. -Muy
enfadado contesto de mala manera Marcos.
-Ya me las apañaré yo.
Cenaron y a la hora de dormir se fueron a sus habitaciones.
El gigante estaba fuera triste y solo.
A la mañana siguiente Marcos y Jorge, salieron a pasear y
como vieron al gigante que seguía solo les dio pena y le invitaron a desayunar.
Así comenzó una nueva amistad entre Jorge, Marcos y el gigante. Y ya nunca más
los vecinos se asustaron de ver al gigante por el pueblo del arcoíris, y al
final todos se hicieron amigos.
Colorín colorado este cuento se acabado.
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