lunes, 27 de abril de 2015

TRABAJO REALIZADO POR ADRIÁN
 

EL HOSPITAL ENCANTADO



Un puente de Mayo de hace unos años fuimos con mi familia a una  casa en la sierra de Guadarrama en Madrid. Cerca había un edificio enorme y parcialmente derruido. Me pareció, nada más verlo,  un gran castillo de cuento,  una gran casa encantada.  Al parecer había sido hacía muchos años un hospital de tuberculosos. Está en la Sierra de Guadarrama subiendo por el puerto de los Leones. Allí han habilitado unas casitas en la misma finca que esta el hospital que en su día estuvo lleno de enfermos con tuberculosis. Aquí estuvimos alojados mi familia y yo.

Después de curiosear por la zona un rato, jugando con el balón, decidimos, por curiosidad, entrar  en el antiguo hospital de tuberculosos. Yo soy menos curioso que mi hermano y me costó un gran esfuerzo entrar en este lugar medio derruido y oscuro que encontré algo peligroso, pero me decidí y entre con él.

Al principio no ocurrió gran cosa, pero poco a poco y después de inspeccionar salas enormes y otras salas con pasillos estrechos, decidimos bajar unas cuantas plantas por una escalera al que la faltaban muchos peldaños. Llegamos a una planta en la cual la luz era escasa, había muchos escombros por el suelo; me fijé en que en el centro de la sala había una especie de mesa muy grande y medio rota. Después me dijo mi padre que esto podía ser una mesa de operaciones, donde se colocaban los enfermos para operarlos, o sea que este lugar dentro del hospital eran los quirófanos…   Sentí  como un viento extraño dentro del lugar, aunque el día estaba de lo más calmado, y me entró un escalofrío recorriendo mi cuerpo. Le dije a mi hermano que nos fuéramos de allí lo más rápido posible ya que no me gustaba esta sensación. Creo que mi hermano también la sentía pero se hizo el fuerte y aguantó.

Decidimos avanzar unas salas más hacia adelante y con gran valor me adelante a mi hermano, grave error porque lo que vi y sentí en esa sala me helo el cuerpo. Cuando lo aprecié me quedé paralizado de pies a cabeza y no supe reaccionar rápidamente.  Vi un señor mayor con una bata de color blanco muy sucia… Tenía el pelo de color blanco y se dirigía rápidamente a otra sala contigua. Me extrañó mucho que no dijera ni una sola palabra. Después de ver este espectro o lo que fuera y tras quedarme paralizado, miré a mi hermano; lo que vi fue un rostro blanco como la leche, creo que mi rostro era igual o más blanco que el de mi valiente hermano.  Pasaron unos segundos que a mí me parecieron eternos, cuando al fin logramos reaccionar, y sin decir ni media palabra, salimos disparados hacia la salida del edificio. Creo que no hemos corrido más en nuestra vida… que velocidad, ni Gareth Bale (jugador del Real Madrid) corre tanto por la banda…

Cuando salimos del edificio no paramos de correr hasta que las fuerzas nos abandonaron. Cuando ya estábamos a una distancia considerable paramos en seco y nos miramos a los ojos… Ninguno de los dos sabemos explicar lo ocurrido. Cuando llegamos a casa, aunque nos daba miedo decir lo ocurrido a nuestros padres, ya que mi padre, expresamente y explícitamente, nos había advertido de que no se nos ocurriera ni por lo más remoto entrar en este edificio abandonado y en ruinas por el peligro que el edificio en sí con estas características supone…

Pero claro, a unos niños prohibirles algo que pueda entrañar una gran aventura… Esto hace todo lo contrario, los atrae aún más…

Bueno, por fin que nos decidimos a contarlo. También creo que por  nuestras caras, que eran un auténtico poema de terror,  algo debieron de intuir nuestros padres  y por fin decidimos contar nuestra aventura en el “Hospital abandonado de Tuberculosos”…


FIN


     

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