LA GRAN AVENTURA
Había una vez una chica llamada
Paula. Estaba ella tan tranquila por su casa jugando con su hermanita a la
consola cuando sus hermanas le pidieron que fuera al bosque a recoger manzanas.
Al llegar allí, Paula encontró una especie de cabaña; como ella es tan curiosa
entró a ver que había dentro.
Empezó a salir un humo negro y Paula
se desmayó porque no podía respirar. Al despertarse y abrir los ojos vio que
estaba en la misma cabaña. Le daba un poco de miedo, así que salió de ella. Al
salir había algo extraño, ella ya no estaba en el bosque, ni siquiera en su
ciudad. Todo aquello que había antes se convirtió en una aldea. Allí había un
montón de magos, hadas, espadachines… Entonces se acercó a ella un conejito. El
conejito podía hablar; le explicó que aquello era otro planeta y que ella era
un espadachín. Entonces, se miró a sí misma y vio que tenía una espada y una
ropa muy rara. El conejo también le explicó que si hacía un movimiento con la
mano saldría una especie de pantalla en
la que podía elegir un objeto y que, pulsando en él, aparecería en sus manos. Era como una especie de
bolso mágico pero solo podía sacar los objetos que había metido dentro. Al
principio, estaría vacío; o sea, que
tenía que ganarse los objetos. El conejito le dijo que su nombre era Sasimi. También
le enseñó cómo manejar la espada.
Al poco tiempo, ella sabía manejaba
la espada perfectamente.
Sasimi la guió hasta unos monstruos
para ver si realmente ella podría ganar a alguien en un duelo. Y si, ella mató
a ese monstruo con aspecto de rana o cerdo… Un Ranerdo. Al matarlo salió una
especie de llave y una nota; automáticamente esos objetos se metieron en su
bolso. Paula prefería verlos después, ya que podía haber otro enemigo. De
repente, ella se acordó de que debía volver a casa o, si no, su familia se
preocuparía por ella. Volvió a la cabaña y se despidió de Sasimi sabiendo que
pronto volvería a aquel lugar tan extraño y podría volver a verlo. Al entrar,
volvió a salir aquel humo negro, y regresó al bosque.
Al llegar a casa, era muy tarde y
sus hermanas fueron corriendo hacia ella preguntándole que le había pasado.
Ella les explicó su gran aventura, y sus hermanas que se quedaron muy
sorprendidas. A Paula la tocó hacer la cena, ya que sus padres estaban en un
viaje muy importante. Cenaron y, como es
normal, se fueron a dormir.
Al día siguiente, después del
instituto, ella, como una estudiante normal, hizo sus deberes y le explicó a
sus hermanas iba a volver a aquel lugar tan extraño. Les dejó a sus hermanas
algo preparado para comer por si acaso no volvía para cenar.
Regresó a la cabaña y a aquel lugar.
Entonces se encontró a Sasimi con un amigo suyo. Sasimi se lo presentó; se
llamaba Pusheen, era un gatito gordito. Ellos le contaron que había un gran
monstruo muy malo destrozando cosas, y que ese monstruo estaba controlado por
un tipo llamado Jeremy Matatodo. Paula se extrañó, su apellido era muy… No
tenía palabras para describirlo. Resulta que Jeremy estaba construyendo monstruos
para destrozar la aldea. Él estaba oculto en un castillo detrás de una montaña,
que estaba un poco lejos. Paula, inmediatamente, se dio cuenta de que debería
derrotarle, junto sus dos amigos Sasimi y Pusheen. Ellos se fueron rápidamente
a iniciar su viaje hacia aquel castillo. Por el viaje fueron cantando y
contando historias para no aburrirse, parecían muy buenos amigos. Acamparon
juntos, se reían; era todo genial hasta que apareció uno de esos monstruos un
par de kilómetros antes de llegar al castillo. A Paula le costó derrotarlo y se
hizo unas cuantas heridas, sus dos amigos estaban asustadísimos y preocupados
por su amiga Paula.
Llegaron a aquel castillo, era
magnífico tenía unos colores preciosos. Paula empezó a echarse atrás, no quería
sufrir daños, pero debía hacerlo, ella tenía que salvar a toda aquella gente.
Entró y de la nada apareció Jeremy Matatodo.
Tuvieron un duelo de espadas; Jeremy tenía ventaja, el podía volar.
El duelo fue muy largo pero, al
final, como todo héroe, Paula le venció mientras que sus dos amiguitos
desmontaban los monstruos. Por todo esto, hubo una celebración en la aldea. En unas
horas Paula se dio cuenta de que había dejado a sus dos hermanas en casa y que
ya era muy tarde, así que, se despidió y les prometió volver. Paula llegó a
casa, sus dos hermanas corrieron hacia ella y la abrazaron. Paula les contó muchas
cosas acerca de sus nuevos amigos y de su gran aventura.
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