LA LUZ EN LA OSCURIDAD
Érase
una vez un reino que, nadie sabe cómo ni por qué, desapareció de los mapas, de la tierra, de la historia, del tiempo...
Este reino, conocido en la antigüedad como Alagäesia, se
sumió en la oscuridad para siempre. La leyenda cuenta que un espíritu oscuro
decidió conquistar Alagäesia y sumirla en la oscuridad para siempre. Hasta que
un caballero se propuso salvar a su reino;
Esta es su historia...
Un día el príncipe Erguio se presentó ante su padre,
Sergiok, el rey, dispuesto a devolver a Alagäesia a sus épocas de gloria.
Sergiok aceptó y le dijo que en la cueva más profunda de
la montaña más alta de Alagäesia vivía el Dragón del Arcoiris, Arágon.
Erguio escaló la más alta montaña y penetró en la más
profunda cueva donde encontró a Arágon quien le planteó una adivinanza; después
de pensar, pensar y pensar halló la respuesta y se hizo amigo del dragón.
Con el viajó por todo el mundo buscando a los cinco
Dragones legendarios: Los Dragones del Norte, Sur, Este y Oeste, y por último
el PentaDragon, el más poderoso de todos.
El Dragón del Norte le dio la magia de los magos, el del
Sur la fuerza de los enanos, el del Este la puntería de los elfos y el del
Oeste la inteligencia de los Dragones. Por último visitó al Pentadragon el cual
le dio el poder de la luz, pero no sin antes ponerle a prueba...
Cuando Erguio llegó a la guarida del Dragón se encontró
con un pez chapoteando al borde de un pequeño lago. El príncipe lo recogió y lo
depositó en el lago. Más tarde se encontró con una anciana sentada, y a punto
de perecer de frío, ante un fuego a punto de extinguirse; nuestro héroe le
regaló su capa y encendió el fuego con su magia. Al final del camino se
encontró con el PentaDragon el cual le dotó con el poder de la luz ya que
Erguio había demostrado que era un verdadero héroe.
Erguio volvió a Alagäesia para derrotar al espíritu que la
sumía en la oscuridad. Entró en la mazmorra más oscura del castillo más
oscuro del
reino más oscuro del mundo; allí se encontró con un ejercito de
espíritus que le esperaban para capturarlo.
Por cada golpe que recibía un espíritu, éste desaparecía
cual sombra; Erguio estaba a punto de rendirse pero se acordó de su familia, de
sus amigos, de su reino...
De repente una luz empezó a surgir de
su interior y todas las sombras desaparecieron. La luz que Erguio llevaba en su
interior se traspasó a su mano e iluminó toda Alagäesia:
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