domingo, 10 de mayo de 2015

TRABAJO REALIZADO POR NEREA

LOLO, EL TRASGU



 

 

 
ESPERO QUE OS GUSTE MUCHO

Y LO DISFRUTÉIS COMO SI FUERAIS MORA O JUAN.

1. INTRODUCCIÓN

Hace mucho, pero que mucho tiempo, en Asturias había una pareja feliz. Ella, llamada Patricia, y él, Oscar, un día se conocieron en la librería .Pronto se casaron y tuvieron dos mellizos, Mora y Juan. Los niños y la felizmente casada pareja vivían en una granja cerca del pueblo. Allí los niños crecieron muy contentos junto a sus padres. Al cabo de unos años al padre le cambiaron de puesto. Gracias a eso pudieron contratar a unas cocineras y asistentas del hogar, para ayudar a la madre limpiando la casa. Los niños siguieron creciendo y dejaron de ser bebes. La madre, preocupada, un día se dio cuenta de que ya era hora de que sus pequeñines fueran a la escuela. Ella, como era normal en esa época, no deseaba separarse de sus hijos pero ya era hora de dejarles un poco de libertad y de darles la oportunidad de que conocieran a más niños.

El primer día de clase llegó y, en este caso, no fueron los niños los que no querían ir al colegio sino la madre que no quería soltarlos. Los niños en su primer día de escuela estaban muy contentos e hicieron muchos amigos. Pronto era hora de volver a casa pero Juan no quería; se enganchó a un árbol y no se soltaba. Con lo que no contó fue con que su madre le había traído su merienda favorita y sin pensárselo, se soltó y fue corriendo hacia su madre. Ella, contenta, le abrazo y le estampo un beso en la mejilla. Él se lo limpió y su madre se rió, pero... ¿sabéis lo que más me gustó de ese día? Lo que más le gustó fue que la cara de adoración de la madre al ver a sus pequeñines era preciosa.

Perdón, no me he presentado. Soy Lolo,  el trasgu de Oscar, Patricia, Juan y Mora ¿Sabéis lo que es un trasgu? Por si no lo sabéis, es un duendecillo que te cambia las cosas de lugar.

Volviendo al tema, esto solo fue el principio...

 


2. ENFERMA

Ya habían empezado  primero de Primaria. Todo iba genial. Mora, como de costumbre, seguía mandando en su grupo de amigas y todas la seguían; un poco raro ¿No? Para mí, seguir a una persona es no querer ser tú mismo, porque si alguien te dice sígueme y haz lo que haga yo como Mora, yo diría que no; pero siguiendo con el tema, Juan este curso empezó a ser el mejor jugando al fútbol. Un día le vi y es un arte cómo juega, siempre es el único que marca en su equipo.

Un día, la madre cayó enferma. Los niños lloraban como magdalenas; me transmitían una tristeza increíble y ...

en ese momento me sentí como de la familia, como si mi madre estuviera en casa tumbada ,paralizada del dolor,

sin poderse mover y toda  lo familia a sus pies. Yo me entristecí y todas los noches, cuando lo familia estaba descansando, era yo el que me pasaba la noche en vela cuidándola porque me di cuenta en ese mismo instante

que Patricia era mi mayor tesoro, junto a los niños y a Oscar. No es muy normal en los trasgus encariñarse con la familia pero es que esta familia no es una cualquiera es mi familia y no iba a dejar que les pasara  nada. Desde esa noche ya no solo bajaba todas las noches si no que todas las mañanas descansaba un poco y cuando me despertaba iba corriendo a la habitación a ver que estaba pasando.

Ellos no se daban cuenta de que estaba allí pero ... me daba pena porque yo quería que me vieran, me cogieran, me abrazaran y que jugáramos juntos. Una mañana, la madre no se despertaba. Los niños se pusieron encima, gritaron pero no paso nada. El padre se apresuró, cogió el teléfono y llamó al hospital. El médico llegó enseguida y les pidió que salieran. Se me  hizo eterno pero al fin salió y le dijo a Oscar:

-Tranquilo, solo se ha desmayado. Ya la he despertado.

Yo me alegré un montón y casi grito, pero no podía porque me descubrirían. Todos entraron a la habitación rapidísimo y allí estaba la madre esperándoles.

 


      3. LA CURUXA

La madre les recibió tosiendo pero cogió a sus dos niños y los abrazó casi hasta matarlos. Luego les comentó que lo que tenía que era la viruela y todos se quedaron boquiabiertos al oírlo. Yo no me sorprendí ya que es normal tenerla,  pero lo que admito es que me asuste bastante. Al día siguiente la madre se pasó el día durmiendo y los niños con el padre se llevaron tres sillas para sentarse y comieron junto a ella. A mí todo eso me transmitía  felicidad  y mucho cariño hacia la familia. Ese sentimiento es lo mejor que podéis sentir en vuestras vidas; os lo recomiendo. Llegó el lunes y los niños se fueron al colegio y dejaron a su madre en casa con su padre que pidió un día de permiso en el trabajo. Yo no me separé de la habitación ni un instante porque si me voy a lo mejor pasa algo y no me lo perdonaría. Los siguiente tres días fueron igual que el primero; a Patricia no se le notaban mejoras y cada vez se notaba más tristeza en la casa y yo sentía que la iba a perder y no quería pero ¿Qué podía hacer?

Solo había una opción, dejarme ver; pero si eso ocurría me podrían matar o incluso mandarme a que me investigaran. No había más que elegir, yo seguía de incógnito. La mañana siguiente se levantaron los niños y fueron a donde me encontraba, que era lógico, la habitación de la madre. Oscar también se encontraba allí ,junto a Patricia que pálida del dolor. Los niños se preocuparon bastante, no querían que le pasara nada a su madre. De repente, me di cuenta de que los niños y el padre estaban asomados a la ventana.

-¡Había una curuxa!  - Balbucee a la vez que lo decía.

Rompieron a llorar todos, hasta la madre, porque si una curuxa pasa al lado de un enfermo significa que...

 


    4. EL TRASGU 

¡Va a morir!

No podía aguantar ese dolor e hice la peor cosa que podía hacer;¡Salir!

Toda mi familia se quedó boquiabierta ante una sombra como un duendecillo que cada vez estaba más cerca. Por si acaso no lo habéis entendido, la sombra soy yo. Bueno, cuando ya estaba frente a ellos, no sé por qué pero gritaron a la vez:

-¡Nuestra salvación!

Y de inmediato el padre preguntó:

-¿Nos puedes ayudar, verdad?

Como salí, era para ayudarles, es lógico, y contesté:

-Claro, conozco el remedio a su enfermedad.

-Ah, ¿y cuál es? -Dijo Oscar con cara de esperanza.

-Mosquitas doradas. -Contesté yo pensativo.

-¿Quéeeeeee? -Preguntó Mora.

-Es una flor, difícil de encontrar, que cura  la viruela.

-Como una planta curativa. -Dijo la madre casi sin voz.

-Exacto, pero antes de partir a por ella necesito dos pequeños ayudantes. -Comenté para que los niños se apuntaran a la aventura.

-¡Nosotros! -Gritó encantado Juan.

-Vale, pues que así sea; mañana partiremos a las montañas a por la planta. Pero tenéis que descansar.

-Vale

-¡Bien!

-¡Chachi!

Festejaron la familia feliz.

A la mañana siguiente se despertaron, se vistieron como si fueran de acampada y salimos.

-¿Dónde está la planta? -Preguntó curiosa Mora.

-En esa montaña, el Naranco de Bulnes.

-Vale. -Contestó Mora.

Yo me temía que apareciera algún monstruo  pero  estábamos en el pico y no había nada ni nadie. Ni la planta, ni ninguna persona, monstruo  o algo raro. De repente, vi que la curuxa se acercaba a nosotros y se posó en Juan. La pregunté:

-¿Sabes dónde está la flor mosquitas doradas?

Ella me contestó de inmediato:

-En el mundo fantástico ¿Por qué lo dices?

-La necesitamos ¿Nos podrías llevar hasta la nube del mundo fantástico?

-Claro, subíos a mi lomo. Me haré más grande; esperad. Ya está; subíos.

Y los tres subimos en su lomo y salimos volando al mundo fantástico.

 


5. EL MUNDO FANTÁSTICO

Cuanto más subíamos, más cielo veíamos y el paisaje más bonito era. Casi al lado de la nube me ilusioné porque cuando era pequeño nací en esa nube, me crié en esa nube y después fui a la tierra. Casi me pongo a llorar con la nostalgia. Sentía mariposas en el estomago y a la vez mucha alegría. Ya estábamos frente a la nube, bajamos y la curuxa se hizo pequeña de nuevo.

-Y... ahora ¿Qué hacemos? -Dije yo deseando que dijera caminar tres minutos pero Sara, la curuxa, dijo:

-Hay que pasar por el puente custodiado por la fiera Cuprecia ,pasar por el laberinto y llegar el jardín de las mosquitas doradas.

-¿Qué es una fiera Cuprecia? -Pregunto Mora atemorizada.

-Es un tipo de monstruo con cara de león, cola, cuernos y cuatro mamas. -Contesté yo haciéndome el listo.-Que, además, asusta a los niños; por eso es difícil pasar. Aquella persona que no grite al verla podrá pasar. -Completó Sara mi frase.

-No lo vamos a hacer ¡Con lo miedosos que somos! -Comentaron los niños sin pensar.

-Si no lo hacéis, no salvaréis a vuestra madre.  Si yo fuera vosotros, al menos lo intentaría. -Dijo la curuxa intentando convencerles.

Los niños dijeron lo siguiente:

-Si no hay  otro remedio, que no lo hay, vale.

Y llegó el momento de ir en busca del puente. Yo sabía dónde estaba, me puse al mando y les dirigí.

-¿Estáis listos para ver a la fiera más horripilante del mundo? -Dije con voz tenebrosa.

-¡No, yo me voy de aquí ahora mismo! -Exclamo Juan intentando irse, pero no lo consiguió.

-¿Vas a dejar que tu pobre madre muera? -Pregunté yo intentando convencerle.

-Bueno, vale lo intentare.

Salimos y... de repente

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!

¡Era Mora!, ¿qué podíamos hacer? Pero, se me encendió la bombilla.

-Perdone las molestias. Ha sido mi hermano que va detrás nuestro ¿Nos deja pasar?

-No, si yo oigo ¡aaah! ,nadie pasa este puente. -Dijo la fiera Cuprecia enfadada.

-¿Y si te demostramos que no te tenemos miedo? -Dijo Juan que, a pesar de todo, no tuvo miedo.

Es bastante raro porque él siempre es el que se suele asustar; pero siguiendo con el tema.

-¿Cómo me lo podríais demostrar?

Trato de despistarnos para que no pasáramos la fiera Cuprecia y entonces dije muy orgulloso:

-Si te tienen miedo, no se subirán encima de ti. ¿Te sirve?

-Vale. Venga niños, subíos si no tenéis miedo.

Y los niños se subieron y pasaron el puente junto a Sara y a mí.

Ahora vamos al laberinto. Cuando estábamos en la puerta había un cartel que decía:

QUIEN AQUÍ ENTRA Y NO PIENSA, AQUÍ SE QUEDA SIN PENSAR.

Que suerte que este mensaje era tan fácil, que no hizo falta descifrarlo.

Llegamos al laberinto y Mora se dio cuenta que era muy sencillo; lo único que había que hacer para terminar, era la silueta de la planta mosquitas doradas y menos mal que después de un rato conseguimos salir y nos dirigimos hacia el jardín.

 

6. LA CURA

Al cabo de un rato llegamos al jardín y cogimos dos  mosquitas doradas, una para la madre y otra por si  acaso se necesitaba.

Hicimos otra vez el camino pero esta vez al revés y todo fue facilísimo, excepto el laberinto del que no podíamos salir y nos girábamos a un lado, pared al otro,  pero gracias a  Sara  que podía volar lo hicimos en veinte minutos.

Cuando estábamos a punto de partir, les pregunté si podíamos ir a ver a mi familia de trasgus y dijeron que por supuesto. Cuando llegamos a mi casa estaba mi madre, con mi hermana y mi padre. Les saludé y les presenté a mi familia de la tierra y nos ofrecieron un té.

Estuvimos charlando un rato pero teníamos que darnos prisa y, como no me quería separar de ellos, les ofrecí venir conmigo a la tierra .Ellos dijeron que lo sentían pero no podían. Entonces los niños dijeron

-Venga, si es por nosotros no es preocupéis, que nosotros le queremos mucho a su hijo o hermano ,y por tener tres trasgus mas en la casa que nos hagan reír no pasa nada. Además, mi padre va a hacer una habitación a Lolo. Si venís, vosotros también tendréis una. ¿Qué decís?

-Bueno, vale. Si lo tenéis todo listo y Lolo quiere que vayamos con vosotros, encantados. -Dijo la madre emocionada.

-Sí, vale. Venís con Mora, Juan , Sara y, por supuesto, conmigo.

Salimos de casa a toda prisa y la curuxa se hizo enorme de nuevo. Luego bajamos del lomo de  Sara y llegamos andando hasta mi casa y les presenté a Patricia y Oscar, mientras Mora y Juan hacían la bebida con Sara.

Patricia se la bebió y al día siguiente estaba como nueva. Al final viví con mis dos familias feliz y a gusto.

 

 



 



Padres de Lolo.                                                                  Hermana de Lolo.

FIN

 

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