La mansión del Trasgu
PERSONAJES
PAPÓN.- Es un personaje mitológico asturiano
que rapta y come niños. Tiene aspecto de bueno pero no lo es.
EL COCO.- Es un personaje infantil. Se
dedica a raptar niños por las noches.
EL HOMBRE DEL SACO.- Ser mitológico asturiano que coge
niños por las noches, los rapta y se los come.
EL CUÉLEBRE.- Es una serpiente gigantesca que
custodia tesoros. Con los años le salen alas de murciélago. Sólo se muere
comiendo piedras al rojo vivo o con una hogaza de pan llena de alfileres.
EL DIAÑU BURLÓN.- Es un ser mitológico que tiene
normalmente forma de caballo aunque se puede transformar. Gasta bromas muy
pesadas.
EL TRASGU.- Es un duende que vive en las
casas. Es travieso y no deja dormir a las personas. A veces las familias tienen
que irse de las casas porque no soportan vivir con él.
LA ZAMPARRAMPA.- Es una mujer deforme que crea caos
en las casas.
LES XANES.- Son ninfas que guardan tesoros bajo
las aguas y viven en paisajes naturales, al lado de ríos y fuentes. Son chicas
jóvenes muy bellas que se peinan con peines de oro.
LES VENTOLINES.- Son duendes extremadamente
pequeños que duermen a los niños y cantan a les Xanes en la noche de San Juan
para que bailen.
Capítulo I.- La
despedida
Una noche de verano, en Tapia de Casariego, el Coco decidió llamar
a Papón y al Hombre del Saco para comentarles que aquella situación no podía
seguir así.
Los tres se dedicaban a lo mismo, raptaban niños por las
noches y aquel pequeño pueblo de la costa asturiana se les quedaba pequeño
porque no había tantos niños como para repartir entre los tres.
Algunas veces Papón había ido a Ribadeo, pero como es un
pueblo de Lugo, nadie le hacía caso.
Se sentaron y comenzaron la discusión. Buscaron alternativas
como repartirse los días de la semana, los meses del año…Pero no se ponían de
acuerdo.
Entonces el Coco les propuso lo siguiente:
·
No
os preocupéis, chicos. Yo me iré a Oviedo a vivir. Tengo un primo que me ha
comentado que viven muchísimos niños allí. Podré vivir sin problemas aunque
echaré de menos el mar.
·
¿Estás
seguro?, le dijo Papón.
·
Sí,
en serio, no os preocupéis por mí. He comido un par de niños esta noche y tengo
fuerzas suficientes para llegar hasta allí. Vosotros dos quedaros aquí. Hay
niños suficientes para dos, pero no para tres…
Y así fue. El Coco recogió sus cosas, hizo una maleta y
emprendió el camino hacia Oviedo.
Capítulo II.- Haciendo
amigos
El viaje era mucho peor de lo que él se había imaginado. No
hacía demasiado buen tiempo, llovía un poco, hacía frio...
Después de muchas horas caminando, vió la luz de una hoguera
que salía del interior de una cueva y se dirigió hacia ella.
Al llegar reconoció al Cuélebre que estaba sentado con el
Diañu burlón, que se calentaban al fuego.
Le invitaron a pasar y le contaron que estaban viviendo
juntos porque, con la crisis económica, había escasez de cuevas.
·
¡Qué
me vais a contar a mí de la crisis!,- dijo el Coco. He tenido que dejar mi
pueblo para irme a Oviedo por la escasez de niños. La gente ahora tiene menos
hijos porque suponen gastos.
·
¡Madre
mía!, -dijo el Cuélebre.- Pero no te preocupes, si quieres puedes quedarte aquí
unos días para descansar y coger fuerzas. Oviedo todavía está lejos de aquí.
·
¡No
sabes cómo te lo agradezco! Estoy agotado. Necesitaría reponer fuerzas
durmiendo un poquito.
·
Tranquilo,
no te preocupes, -le dijo el Diañu.
Y así fue como el Coco decidió quedarse unos días.
Cuando se despertó por la mañana, vió que la cueva estaba
llena de tesoros. Eran los tesoros del Cuélebre. Había monedas de oro,
diamantes de todos los colores y tamaños, joyas, sortijas, anillos, collares,
pulseras, coronas…
Intentó tocar una sortija que le llamó mucho la atención y el
Cuélebre le dijo:
·
Coco,
vamos a ser amigos. Igual que yo no me voy a dedicar a comer niños, tu no debes
tocar estos tesoros. Son míos y me puedo enfadar mucho si coges algo.
·
Yo
de ti le haría caso,- dijo el Diañu,- porque la última vez que toqué sus
tesoros se dedicó durante un mes a hacerme la vida imposible. Y aunque yo le
hacía bromitas de las mías, no conseguí que se le pasara el enfado.
Durante meses, compartieron la cueva y se hicieron grandes
amigos. Pero como no había niños por la zona, el Coco decidió emprender su
viaje de nuevo.
Estaba muy triste porque no quería dejar a sus amigos y
entonces, se le ocurrió una gran idea:
·
¿Por
qué no os venís también conmigo a Oviedo a casa de mi primo? Mi primo es un
Trasgu que se fue a vivir a casa de unos señores multimillonarios a las afueras
de Oviedo. Les gastó una broma tras otra a los habitantes de la casa pero no
conseguía que se fueran. Por eso llamó a su amiga, la Zamparrampa, a la que le
dijo que si le ayudaba a conseguir la casa, podrían vivir juntos en la enorme
mansión.
·
Y
¿qué pasó?, preguntó el Diañu.
·
Pues
nada. Que dos días más tarde la mansión era suya.
Durante un buen rato les describió la mansión: tenía seis
pisos, cuatro piscinas, dos pistas de fútbol, una de baloncesto, un gimnasio,
un jacuzzi enorme…
Estaba situada en un campo precioso y por dentro, las
escaleras eran de oro y plata.
En aquella casa había sitio para todos y a su primo el Trasgu
no le importaría que fuese más gente a vivir con él, porque así nunca se
sentiría sólo y podría gastar más bromas a más gente.
Al Cuélebre le pareció una idea fantástica. ¡Por fin iba a
abandonar aquella cueva! ¡Se había acabado la crisis para ellos!
El Diañu se lo pensó un poco más porque iban a ser muchos
gastando bromas. Pero al final decidió que era lo mejor porque no quería estar
solo sin sus dos mejores amigos.
Capítulo III.- Oviedo
Después de varias noches caminando, llegaron a Oviedo y al
ver la casa se quedaron alucinados de lo bonita y grande que era.
La Zamparrampa los recibió con cara de perro porque ella era
muy desagradable. Pero el Trasgu se puso muy contento al ver a su primo.
·
Esta
noche haremos una fiesta. Es la noche de San Juan y tenemos que celebrar que mi
primito ha vuelto conmigo después de tantos siglos sin vernos.
·
Gracias
primo, -dijo el Coco.
Cuando anocheció, el Trasgu los llevó a uno de los jardines
de la mansión, que estaba a la orilla de
un río.
Allí se encontraron a les Ventolines cantando a les Xanes,
mientras ellas bailaban y cepillaban su hermoso pelo con peines de oro.
Una de les Xanes gritó:
·
¡Por
fin ha llegado tu primo! ¡Bienvenidos!
La fiesta fue fantástica y todos se lo pasaron genial. Tanto
fue así, que se quedaron a vivir todos juntos y felices para siempre.
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