El
libro mágico
Había una vez una aldea en la que
vivían muchos aldeanos, peces y aves. Los aldeanos protegían un libro mágico
muy importante que hacía que tuvieran gravedad. La gravedad es lo que hace que
toda la gente se quede pegada al suelo por lo que el libro era lo más valioso
que tenían y lo protegían lo mejor posible. Como era una aldea, solo una simple
aldea, no tenían armas muy avanzadas.
Un día un grupo de aves
decidieron que los humanos deberían volar como ellos y llamaron a todas las
aves de la aldea para avisarlas de la noticia. Estuvieron todas de acuerdo así
que se pusieron manos a la obra para elaborar el plan. Lógicamente sabían que
tenían que romper el libro mágico y burlaron a los guardias de la aldea para
arrancarles el libro que tenían en su poder. Una vez en las plumas de las aves,
picotazo a picotazo, fueron arrancando las paginas. Según las iban arrancando
todos los habitantes de la aldea notaban que cada vez había un poquito menos de
gravedad.
Cuando las aves arrancaron todas
las páginas estaban todos volando. Los peces gritaban:
-
¡Nos
ahogamos!
Y la gente decía:
-
¡Socorro!.
Y justo en esos instantes, nadie
sabe de dónde vino, apareció un espíritu. Era el espíritu de la gravedad y bajo
a todos al suelo. Mágicamente colocó todo en su sitio y claramente las aves no
podían parar de reír hasta que llegó el
espíritu de la gravedad y se puso delante de ellas; se les borró la alegre
sonrisa de la cara. Les castigó un tiempo caminando como los humanos y los
aldeanos ya no tuvieron que preocuparse por proteger nada.
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