LA LIEBRE Y LA TORTUGA
Un día la liebre se acercó a la tortuga y le dijo:
– Hola, tortuga. ¿Qué
tal si echamos una carrera? Seguro que te gano.
La tortuga le dijo:
– Vale.
Cuando empezaron la carrera la liebre se quedó en un árbol
tan tranquila, y se durmió. La tortuga se animó a si misma porque ella creía
que podía hacerlo. Pasaron unos minutos y la liebre se despertó y se fue a otro
árbol, y se subió a él; los espectadores animaban a la tortuga.
Pasado un rato la liebre le preguntó a los espectadores:
- ¿¿ Qué tal estáis??
Los espectadores no supieron que decir, así que no dijeron
nada.
Mientras que la liebre estaba entretenida con los espectadores
la tortuga aprovechó y se dio prisa para llegar a la meta. Unos minutos después
la tortuga dijo en alto:
- ¡¡¡¡¡ GANE!!!!!
Y la liebre dijo impresionada:
- ¿¿¿¿ Cómo????
MORALEJA
Con CONSTANCIA se consiguen todas las cosas.
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