El niño loco
Hace
tres años en un pueblo, a un niño llamado Óscar, al que llamaban “el niño loco”. Le
llamaban así, porque se creía que se había dado un golpe en la cabeza de
pequeño.
¿era
eso verdad?
Óscar
era moreno, alto; un poco gordito; era muy majo y siempre tenía las mejillas
sonrrosadas.
Un
lunes por la mañana Óscar se marchó al colegio. Ahí estaba una de sus mejores
amigas esperándole; esa niña se llamaba Carla y siempre estaba a su lado, en
los malos momentos y en los buenos también.
Óscar
en clase tiraba la goma por la ventana, rompía los lápices, pintaba en las
paredes...
Antes
del recreo Óscar corrió hacia Carla gritando: “soy Tarzán, ho, ho, ho,... “. Carla le
dijo que bajase el volumen porque le castigarían sin patio, a lo que Óscar le
respondió:
- -
Vale, pero nos tiramos por el suelo y luego explotamos nuestros
zumos.
Carla le respondió :
- - ¡Nooooooooooo! Y mejor bajamos ya al patio porque Ana y Therese nos
van a llamar la atención.
Carla estaba preocupada por Óscar porque al final iba a
pasar algo grave.
Una niña, llamada Andrea, se puso a insultar a Óscar; Carla le
defendió:
- -
¡Para, Andrea! No puedes meterte con la gente sin que te hayan
hecho nada.
- -
Si puedo porque soy más popular que él, así que…- respondió
Andrea.
Los dos se fueron al patio y dejaron a Andrea en paz.
En el patio Óscar estaba muy nervioso porque iba a pegarle
un susto a su amigo Ignacio.
Cuando Ignacio bajó, Óscar saltó y le pegó un susto. Ignacio
se cayó para atrás y se torció el tobillo; Óscar gritó y se marchó haciendo el
orangután. Carla corrió a ver a Ignacio y a la vez a Óscar.
Óscar estaba llorando porque se le había olvidado cómo hacer
de Dora, la exploradora. Carla le dijo:
-
- Pero ¿qué pasa con Ignacio? Se ha torcido el tobillo. Él es más
importante que hacer de “Dora, la exploradora “.
Óscar le respondió:
-
- No (gritando) y déjame en paz, vale.
Carla se marchó corriendo con los ojos lagrimosos al patio.
Óscar grito y corrió hacia Ignacio. Óscar le dijo a Ignacio:
- -
Tonto ¿por qué te rompes el pie ahora? Carla se ha enfadado
conmigo.
Ignacio respondió:
-
- Pues es tu culpa por
asustarme y a Carla ¿le has gritado? No me lo imagino. Ahora déjame en paz.
Óscar
corrió a clase y se sentó en la última silla para que Carla no le viese. Carla
se giró para buscar a su amiga Cristina pero cuando vio a Óscar y
cuando le vio se dio la vuelta rápidamente. Óscar gritó y Ana, la maestra, le castigó.
Cuando
estaban comiendo Óscar le tiró migas de pan a Carla mientras se comía con las
manos el arroz y Carla le cogió del pelo y los dos se pusieron a pelear como
locos. En el segundo patio Carla y Óscar se sentaron durante 13 minutos castigados. Carla
se disculpó por lo que había hecho pero Óscar se puso muy rojo, tan rojo como un
tomate y le dijo una cosita en el oído.
- -
Carla ¿sabes por qué siempre me comporto así? pues es que…Me gustas y no puedo controlarme; aparte de que ayer me pegué
un tortazo y que, de pequeño, me tropecé con una roca y me estampé contra el
suelo. Por eso me comporto así.
Carla
se puso colorada y a la vez contenta y ella le respondió:
- -
Tú también me gustas, y eso explica el moratón que tienes en la
cabeza. ¡Ja ja ja!
Aquí
acaba nuestra historia sobre el niño loco; pero no estaba loco, estaba loco de
amor. (Pero lo de su golpe también tendría su efecto).